La representante comercial de EEUU Katherine Tai dijo recientemente que el comercio mundial tendrá que volverse menos eficiente para volverse más resiliente, una afirmación que resalta la continua transición de la política comercial estadounidense bajo la administración del Presidente Biden.
Los comentarios de Tai en el reciente Foro Económico Mundial de Davos no representan la primera vez que la representante comercial favorece abiertamente la posibilidad de ir más allá del modelo de globalización de las últimas décadas. En mayo de 2022, Tai indicó que una serie de acontecimientos en los últimos años la han llevado a “preguntarse si esta visión de la globalización hacia un mundo mejor y más seguro se ha agotado y si no necesitamos corregir el rumbo.”
Entre otras cosas, Tai dijo que “la dicotomía de que 'el libre comercio es bueno y el proteccionismo es malo' es algo que creo que debemos revisar.” Específicamente, los formuladores de políticas deben considerar “cómo podemos adaptar las reglas comerciales para incentivar el comportamiento de las empresas a fin de tener en cuenta más que exclusivamente la eficiencia”, un enfoque que probablemente signifique costos más altos pero que también generará “un futuro más resiliente, más fuerte y más sostenible.”
Tai desarrolló aún más ese tema en sus comentarios de la semana pasada. “La versión [actual] de la globalización enfrenta algunas limitaciones”, señaló, en particular que al enfocarse en “maximizar la eficiencia” se han creado “enormes cantidades de prosperidad sin la inclusión asociada.” Como resultado, EEUU quiere “liderar el pensamiento en torno a lo que podría ser una nueva versión de la globalización, cómo podría ser un nuevo orden económico mundial.”
Es probable que ese nuevo modelo sea menos eficiente que el anterior porque conllevará costos más altos asociados con estándares laborales y ambientales más estrictos, cadenas de suministro diversificadas y otros cambios. Si bien Tai reconoció la ansiedad que las empresas podrían sentir al enfrentar estos costos más elevados, comparó esta situación con el pago de un seguro médico.
“Tengo que pagar US$50 cada dos semanas aunque tenga buena salud”, explicó Tai. “Pero la lógica es que cuando tenga esa crisis, cuando inevitablemente necesite más y me encuentre con un problema de salud, he pagado a un sistema que se ocupará de mí.” De manera similar, agregó, los costos más altos asociados con un sistema económico mundial menos eficiente son “realmente una póliza de seguro para garantizar que cuando tengamos problemas, ya sea un terremoto, un tornado, otra epidemia que se convierta en una pandemia, o una decisión no económica que detone en una incursión militar, no suframos a causa de dichas calamidades, pero que hayamos pensado en el futuro y tengamos sistemas que puedan ayudarnos a recuperarnos.”
Sin embargo, las perspectivas de desarrollar e implementar el nuevo sistema de comercio global que favorece Tai siguen siendo inciertas. Varios formuladores de políticas públicas, tanto en EEUU como en el extranjero, se siguen oponiendo a esta posibilidad. Además, un reciente informe de la Comisión de Comercio Internacional (ITC) señaló que existen lagunas en los datos y la literatura analítica que podrían dilatar cualquier esfuerzo en esta dirección.
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