Las relaciones económicas mundiales se encuentran en un punto de inflexión a raíz de los recientes impactos sistémicos y Estados Unidos debe actualizar su política comercial y económica en consecuencia, según el informe económico anual del presidente al Congreso. El informe parece querer justificar la “nueva historia” sobre el comercio internacional que la administración del Presidente Biden ha estado desarrollando y las medidas relacionadas que está siguiendo.
El informe reconoce los beneficios de un sistema comercial global abierto que desde la Segunda Guerra Mundial se ha centrado en reducir las barreras al comercio y la inversión. Estas políticas han generado cadenas de suministro globales que han respaldado los flujos de bienes y servicios a través de las fronteras y han producido beneficios comprobados: costos más bajos para las empresas y los consumidores, puestos de trabajo y salarios más altos para los trabajadores de las industrias de exportación, flujos de conocimiento a través de las fronteras que estimulan el aumento de la productividad y la innovación, mayor resiliencia ante las interrupciones de suministro, y mercados alternativos para las empresas cuando la demanda interna es baja.
Sin embargo, el informe también describe una serie de desventajas asociadas con este sistema. Los incentivos del mercado y las reglas comerciales actuales no siempre alinean los flujos de producción y comercio con objetivos sociales, políticos, ambientales o de seguridad nacional más amplios. El aumento de la competencia por parte de las importaciones a lo largo del tiempo ha perjudicado el empleo y los ingresos de algunos grupos de trabajadores. Las preocupaciones de larga data sobre el papel del comercio internacional en el aumento de la desigualdad de ingresos, junto con las preocupaciones sobre las emisiones de gases de efecto invernadero inherentes al consumo de bienes y servicios comerciables, han generado llamamientos para reevaluar y actualizar el enfoque de la política comercial. Y crisis recientes como la pandemia del COVID-19 y la invasión rusa de Ucrania han puesto de relieve la rapidez con la que se pueden interrumpir los flujos comerciales mundiales y la vulnerabilidad de las cadenas de suministro no diversificadas.
EEUU, sus aliados y sus socios “han llegado de esta forma a un punto de inflexión en la política económica internacional”, afirma el informe. Por un lado, es deseable mantener los beneficios asociados al comercio y a la inversión internacional y facilitar el crecimiento de estos beneficios en el ámbito digital. Pero por otro lado el enfoque de la política comercial debe expandirse más allá de la reducción de barreras para incluir medidas que sustenten una mayor resiliencia ante los shocks de oferta global, limiten la capacidad de países adversarios para usar la integración económica como arma, preserven la competencia leal en presencia de grandes economías que no son de mercado, y minimicen la exposición a los riegos de ciberseguridad y regulatorios.
El informe concluye que se necesitan nuevos enfoques de políticas para enfrentar las vulnerabilidades existentes y emergentes mientras se preservan los beneficios del comercio mundial, y enfatiza que las decisiones políticas que se tomen ahora “repercutirán en el comercio y la inversión internacionales durante algún tiempo.” Si bien el informe no especifica lo que podrían implicar esos nuevos enfoques o políticas, sí recalca la importancia de una estrecha colaboración entre EEUU y sus aliados y socios para lograrlos.
Como era de esperar, el informe presenta iniciativas como el Marco Económico del Indo-Pacífico como formas en que la administración del Presidente Biden persigue este objetivo, destacando en particular su énfasis en (1) compromisos comerciales abiertos, justos, inclusivos, libres y de alto nivel; (2) la transparencia, diversidad y coordinación de las cadenas de suministro; (3) la cooperación en energía limpia, descarbonización e infraestructuras; y (4) acciones de cumplimiento en asuntos impositivos y requisitos contra el soborno y la corrupción. Otros ejemplos citados en el informe incluyen los esfuerzos en curso en las cadenas de suministro con la Unión Europea, Canadá, México, Japón y otras economías; la coordinación de sanciones contra Rusia; y el trabajo relacionado con el comercio digital en la Organización Mundial del Comercio.
Sin embargo, un número considerable de congresistas, tanto republicanos como demócratas, han reaccionado a estos esfuerzos de la administración Biden con rechazo o escepticismo. Los legisladores sacaron a relucir muchas de sus dudas en varias audiencias congresuales recientes y han introducido proyectos de ley de manera constante para abordar las deficiencias apreciadas.
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