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Los esfuerzos de la administración del Presidente Biden por buscar un nuevo tipo de acuerdo comercial podrían enfrentar dificultades por su divergencia con las políticas comerciales tradicionales y el creciente empeño de Estados Unidos en no cumplir con las reglas comerciales globales.

En los últimos dos años, la representante comercial de EEUU Katherine Tai ha liderado un esfuerzo para alejar a EEUU de los tratados de libre comercio y su énfasis en la reducción de aranceles para mejorar el acceso al mercado. En cambio, Tai ha enfatizado la creación de una nueva política comercial centrada en los trabajadores a través de acuerdos que no requieran la aprobación del Congreso y que cubran una gama más amplia de temas, desde la facilitación del comercio hasta la resiliencia de las cadenas de suministro y las buenas prácticas regulatorias. Dos ejemplos de este enfoque incluyen el Marco Económico del Indo-Pacífico (IPEF) y la Asociación de las Américas para la Prosperidad Económica (APEP).

El subsecretario de Estado Jose Fernández dijo la semana pasada que EEUU espera concluir las conversaciones sobre el IPEF y la APEP para fines de este año. La primera ronda de negociación del IPEF se llevó a cabo el pasado mes de diciembre y la siguiente está programada para febrero. Aún no se han celebrado conversaciones formales sobre la APEP, aunque EEUU anunció recientemente los países participantes, como mencionamos en la más reciente edición de nuestro podcast Dos Minutos de Comercio (dichos países son Barbados, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú, la República Dominicana y Uruguay, además de EEUU).

Dos artículos de opinión publicados recientemente por el East Asia Forum arrojan más dudas sobre si será posible cumplir con el cronograma anticipado por las autoridades estadounidenses para el IPEF y la APEP y, de hecho, si será posible concluir con éxito las negociaciones de los dos acuerdos. Se ofrecieron dos razones principales para justificar este escepticismo: (1) el giro de EEUU hacia una política comercial más proteccionista, como lo demuestran las medidas sin precedentes incluidas en la Ley CHIPS y Ciencia (CHIPS and Science Act) y la Ley de Reducción de la Inflación (Inflation Reduction Act), las cuales fueron diseñadas para fomentar la producción nacional y que según un editorial del East Asia Forum tienen un parecido sorprendente con las políticas chinas que EEUU siempre ha criticado, y (2) el alejamiento de EEUU de las reglas del sistema de comercio global, ilustrado por su negativa a cumplir con dos recientes fallos de la Organización Mundial del Comercio contra ciertas medidas comerciales impuestas por EEUU por motivos de seguridad nacional.

Bill Reinsch, ex funcionario comercial estadounidense, observó que el ímpetu para estos cambios ha estado ganando fuerza durante algún tiempo. En primer lugar, las percepciones cambiantes de EEUU sobre China, junto con acontecimientos como la invasión de Ucrania por parte de Rusia, han “dificultado tener una conversación sobre comercio sin discutir también sobre su impacto en la seguridad nacional de EEUU.” En segundo lugar, la administración del Presidente Biden “está decidida a rectificar” las inequidades percibidas que se asocian con los tratados de libre comercio tradicionales, que se estima beneficiaron a las grandes corporaciones a expensas de los trabajadores. En tercer lugar, las empresas tienen un creciente interés en “hacer que sus cadenas de suministro sean más resilientes y menos vulnerables a los cuellos de botella y la escasez causadas por desastres naturales, pandemias o interferencias políticas.”

El resultado, indicó el editorial del East Asia Forum, ha sido “un cambio de sentido significativo en la política económica de EEUU y un gran golpe al orden económico basado en reglas.” Un resultado de este cambio, dijo Reinsch, probablemente será “complicar aún más las negociaciones comerciales”, incluidas las del IPEF y la APEP.

“Los cambios en las políticas de otros países que busca Estados Unidos no están exentos de costos desde el punto de vista económico o político”, dijo Reinsch, “pero hasta ahora Estados Unidos no parece estar preparado para pagar por ellos” y, en cambio, argumenta que sus socios comerciales deberían buscar un enfoque más al estilo estadounidense simplemente porque es lo correcto. Reinsch agregó que el rechazo de EEUU a los recientes fallos de la OMC y su continua indiferencia generalizada hacia el sistema de resolución de disputas multilateral han arrojado dudas sobre su “compromiso con la expansión del comercio y las reglas internacionales que lo rigen.”

Si estas condiciones se mantienen, dijo Reinsch, no solo será más difícil concluir las negociaciones del IPEF y la APEP sino que los participantes en estas iniciativas también podrían optar por dedicar más tiempo y recursos a otros grupos regionales. Esto ciertamente no sería lo mejor para EEUU, según Reinsch, y puede que tampoco lo sea para sus socios comerciales.

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