La evolución de las preocupaciones sobre las políticas y prácticas comerciales de China podría llevar al Congreso de Estados Unidos a considerar o tomar medidas que vayan más allá de los aranceles y las restricciones comerciales que EEUU ha impuesto hasta ahora. Se espera que los legisladores intensifiquen su escrutinio tanto de las acciones de China como de las respuestas de la administración del Presidente Biden este año, con los republicanos en control de la Cámara de Representantes y un conocido halcón de China (Rep. Jason Smith, Republicano de Missouri) encabezando el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara.
Un reciente informe del Servicio de Investigación del Congreso señala que China es un mercado importante para EEUU pero que las empresas estadounidenses enfrentan importantes barreras comerciales, prácticas desleales y falta de reciprocidad en áreas clave. “Los intereses estatales y corporativos se entrelazan en el sistema chino, lo que permite que el gobierno implemente herramientas comerciales (como por ejemplo medidas antidumping y antimonopolio, estándares y normas de contrataciones públicas), coerción económica y espionaje para beneficiar a sus empresas y promover las políticas industriales y otras políticas de China”, afirma el informe. Además, el gobierno de China controla o influye en la compra, el financiamiento y el precio de las principales exportaciones de EEUU a China (aeronaves, semiconductores, equipos médicos, productos agrícolas y energía) y “lleva tiempo intentando intensificar su control de este comercio mientras que reduce su dependencia de las importaciones de EEUU a través de la diversificación comercial y las políticas industriales que utilizan sus lazos comerciales con EEUU para desarrollar las capacidades de China.” Beijing también continúa requiriendo la transferencia de capacidades críticas de EEUU a China para operar en áreas estratégicas.
El informe indica que, si bien los legisladores estadounidenses han planteado preocupaciones sobre estos y otros temas específicos en el pasado (como por ejemplo el déficit comercial de EEUU con China, las violaciones de los derechos humanos o las políticas industriales de Beijing), en la actualidad “parecen estar evolucionando hacia preocupaciones más amplias sobre cómo los términos que establece China para los lazos comerciales pueden desafiar la competitividad, la seguridad nacional y el liderazgo de EEUU.” Esto se puede ver, por ejemplo, en la estrategia de seguridad nacional que EEUU emitió en octubre de 2022, que posiciona directamente a China como el principal competidor de EEUU y describe los enfoques comerciales, económicos y de otro tipo que EEUU utilizará para gestionar esa competencia.
El informe indica que EEUU tiene cierta influencia en esta situación emergente. Por ejemplo, EEUU es un enorme mercado de exportación para China, recibiendo US$505.3 billones en bienes chinos en 2021. Además, los flujos de inversión extranjera directa de EEUU a China totalizaron US$2.8 billones ese mismo año, con un stock total de IED estadounidense en China que alcanzó los US$118.2 billones. Estos son factores importantes dado que China depende de los mercados abiertos para sostener su crecimiento económico, asegurarse de que sus empresas se expandan, y acceder a tecnología, capital y recursos críticos.
Tomando en cuenta que ni los aranceles impuestos contra los productos chinos bajo la Sección 301 ni el acuerdo comercial bilateral de “Fase Uno” con China parecen haber tenido mucho éxito en alterar las prácticas preocupantes chinas, el informe sugiere que el Congreso podría usar la influencia económica estadounidense y considerar medidas más duras. Dichas medidas podrían incluir el fortalecimiento de las reglas comerciales globales y estadounidenses; exigir reciprocidad a China con consecuencias en el caso de cualquier discrepancia; trabajar con aliados en las preocupaciones comerciales que involucren a China; y profundizar los lazos comerciales, tecnológicos y de investigación con países afines. El Congreso también podría considerar nuevos términos para los lazos de comercio, inversión, tecnología e investigación con China y determinar si se necesitan acciones, y qué tipo de acciones se necesitan, para abordar la coerción comercial de China y los esfuerzos para eludir las políticas estadounidenses.
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