Según un nuevo informe de la Comisión de Comercio Internacional (ITC), las zonas francas (o zonas de libre comercio – FTZ) mejoran la competitividad de costos de las empresas estadounidenses pero tienen un impacto limitado sobre sus decisiones comerciales.
El informe proporciona una descripción general de la actividad económica en las FTZ en EEUU además de zonas similares en Canadá y México, incluido el empleo, los sectores e industrias líderes, los envíos, las exportaciones y la inversión extranjera directa. También evalúa las políticas y prácticas actuales con respecto a las FTZ en esos tres países y analiza sus efectos en la competitividad de costos. Por último, el informe ofrece estudios de casos sobre el impacto de las FTZ y los programas de tipo FTZ en la industria automotriz, de producción de muebles tapizados, de refinación de petróleo, de fabricación de productos farmacéuticos, y de almacenamiento y distribución.
En EEUU las FTZ son ubicaciones designadas donde las empresas pueden utilizar procedimientos aduaneros especiales para obtener trato arancelario especial y beneficios arancelarios, así como ahorros en costos fiscales, logísticos y de otra índole.
Entre los programas de tipo FTZ existentes en Canadá, el programa de diferimiento de aranceles, que consiste en el programa de exención de aranceles, el programa de devolución de aranceles y el programa de depósito aduanero, ofrece a las empresas trato arancelario especial y varios beneficios arancelarios. Otros dos programas, el Programa del Centro de Distribución de Exportaciones y el Programa de Exportadores de Servicios de Procesamiento, se pueden utilizar por separado o en conjunto para obtener una desgravación fiscal adicional.
Los principales programas de tipo FTZ en México incluyen la Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (IMMEX), los Programas de Promoción Sectorial (PROSEC) y la regla octava. Estos programas ofrecen varios beneficios arancelarios y se pueden usar por separado o en conjunto. México también ofrece un esquema integral de certificación para desgravaciones fiscales adicionales, así como varios regímenes aduaneros especiales y el programa de reintegro, pero estos programas generalmente no tienen el mismo impacto.
He aquí algunos de los hallazgos más destacados del informe:
- los efectos de costo-competitividad de estos programas están influenciados en gran medida por políticas y prácticas no específicas de las FTZ, incluido el diseño de los programas, los regímenes arancelarios nacionales y las tasas arancelarias aplicables, otras políticas comerciales, y los mercados de origen y destino de los materiales para envíos de las empresas;
- en EEUU las empresas que producen en las zonas francas utilizan principalmente el programa para reducir los costos de producción asociados con los bienes con estatus extranjero, con US$1,200 millones en ahorros arancelarios en 2021, mientras que objetivos como el aplazamiento del pago de aranceles, exenciones de impuestos y beneficios logísticos y de otro tipo juegan un papel más limitado;
- a pesar de estos beneficios de ahorro de costos, la mayoría de las empresas que producen en las zonas francas no toman decisiones operativas (p. ej., expandir la inversión, la producción manufacturera o el empleo en EEUU) basándose principalmente en el uso de las zonas francas;
- los programas de tipo FTZ de Canadá no brindan a las empresas muchas oportunidades de ahorro arancelario que de otro modo no estarían disponibles como parte de la política comercial y arancelaria más amplia del país, que incluye tasas arancelarias cercanas a cero para la mayoría de las materias primas y bienes intermedios para uso industrial, acuerdos de libre comercio con 51 países (que representaron el 76.1 por ciento de las importaciones canadienses en 2021), y la falta de algún mecanismo de reducción de aranceles dentro de los programas que podría aplicarse a los insumos que están sujetos a aranceles; y
- en México, el IMMEX y los regímenes aduaneros especiales brindan oportunidades para el diferimiento y la exención de aranceles y ciertos otros tipos de impuestos de importación, pero dado que el 87 por ciento de las exportaciones de México se destinan a EEUU, Canadá y la Unión Europea (que están sujetos a restricciones sobre la exención de derechos y beneficios de devolución), el uso de estos programas por parte de las empresas para obtener exenciones arancelarias es limitado. Alternativamente, las reducciones arancelarias bajo los programas PROSEC y regla octava probablemente proporcionen ahorros sustanciales en el costo arancelario para las instalaciones de producción en México.
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