Tras meses de relativa calma, EEUU y China anunciaron recientemente planes para imponer restricciones comerciales considerablemente más estrictas en las próximas semanas. Estas medidas se producen justo antes de una reunión prevista entre los líderes de ambos países, así como de una posible reimposición de los aranceles “recíprocos” estadounidenses sobre los productos chinos a niveles prohibitivos.
El Ministerio de Comercio de China (MOFCOM) emitió el pasado 9 de octubre un aviso que implementa una expansión histórica del régimen de control de exportaciones de China. Anteriormente, los componentes procesados a fondo fabricados en el extranjero con tierras raras chinas no estaban sujetos a los controles de exportación chinos. Sin embargo, el nuevo aviso aplica formalmente la norma de productos extranjeros directos a las tierras raras e introduce una versión china de la “regla del 50 por ciento”, ampliando la jurisdicción del MOFCOM a productos fabricados en el extranjero y a entidades extranjeras que utilizan tierras raras o tecnologías de origen chino.
En respuesta, el Presidente Trump amenazó en redes sociales con imponer un arancel de un 100 por ciento sobre las importaciones procedentes de China a partir del próximo 1 de noviembre. Trump afirmó que este monto sería adicional a cualquier otro arancel que ya se esté pagando sobre las importaciones procedentes de China. Actualmente, dichos aranceles incluyen un arancel “recíproco” de un 10 por ciento, un arancel de un 20 por ciento relacionado con preocupaciones sobre el tráfico de fentanilo, además de aranceles de la Sección 301 de montos variables sobre un gran número de productos.
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