Después de una reciente cumbre en Italia, los líderes de los países industrializados del G-7 emitieron un extenso comunicado en el que exponen planes para abordar una amplia gama de preocupaciones globales, incluida la promoción de la resiliencia económica y la lucha contra políticas y prácticas no de mercado que socavan la seguridad económica, en particular aquellas empleadas por China.
Los miembros del G-7 indicaron que buscan relaciones constructivas y estables con China, que reconocen su importancia en el comercio global, y que no están tratando de frustrar el desarrollo económico de China ni desvincularse económicamente de Beijing. Al mismo tiempo, reiteraron sus preocupaciones sobre “la persistente focalización industrial y las extensas políticas y prácticas no de mercado chinas que están provocando efectos de contagio globales, distorsiones del mercado y un exceso de capacidad perjudicial en una gama cada vez más amplia de sectores”, que según la Casa Blanca incluyen los sectores de energía solar y eólica, los vehículos eléctricos, las baterías de iones de litio, los dispositivos médicos, los semiconductores de nodos maduros, el acero y el aluminio, entre otros sectores.
Estos factores están impulsando los esfuerzos de los miembros del G-7 para eliminar riesgos y diversificar sus cadenas de suministro trabajando entre sí y con países socios para expandir las capacidades industriales y reducir las dependencias y vulnerabilidades críticas. Por ejemplo, se están fomentando asociaciones internacionales para garantizar que las cadenas de suministro de minerales y materias primas críticas sean más diversificadas, transparentes, resilientes, responsables, circulares, eficientes en el uso de recursos y sostenibles. Los países del G-7 también tienen la intención de apoyar la creación de valor local en las cadenas de suministro de minerales críticos de acuerdo con las reglas de la Organización Mundial del Comercio y enfatizaron la importancia de acelerar iniciativas relacionadas, como la Asociación para la Mejora de las Cadenas de Suministro Resilientes e Inclusivas y la Asociación para la Seguridad Mineral.
También con respecto a China, los miembros del G-7 indicaron que (1) planean fortalecer sus esfuerzos diplomáticos y la cooperación internacional (incluso en la OMC) para desarrollar resiliencia a la coerción económica, una táctica que frecuentemente se alega que es utilizada por China; (2) tienen la intención de continuar tomando medidas para “proteger a nuestros trabajadores y empresas de prácticas desleales”, también una queja frecuente presentada ante Beijing; e (3) instan a China a detener su “continuo apoyo a la base industrial de defensa de Rusia”, particularmente a través de la transferencia de productos y tecnologías de doble uso, aunque no especificaron ninguna posible ramificación.
En cuanto a cuestiones comerciales más amplias, los miembros del G-7 (1) establecieron un grupo de trabajo para fortalecer la resiliencia de los flujos y redes de transporte en respuesta a amenazas como los intentos de Rusia de perturbar el comercio marítimo en el Mar Negro y los ataques hutíes a buques comerciales en el Mar Rojo, (2) indicaron que utilizarán herramientas tanto existentes como nuevas para abordar políticas y prácticas no comerciales como subsidios perjudiciales y transferencias forzadas de tecnología (particularmente cuando se utilicen con el fin de establecer una posición dominante), y (3) prometieron una mayor cooperación para racionalizar la implementación de los controles de exportación para proteger tecnologías críticas y sensibles.
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