Una alta funcionaria estadounidense indicó recientemente que EEUU tiene la intención cuestionar la autoridad de la Organización Mundial del Comercio para pronunciarse sobre las medidas comerciales impuestas por motivos de seguridad nacional en el contexto de las conversaciones en curso sobre la reforma del mecanismo de solución de diferencias de la OMC. Los funcionarios estadounidenses siguen advirtiendo que la falta de resolución de esta cuestión amenaza la viabilidad de la OMC en su conjunto.
Las reglas de la OMC permiten a los miembros establecer restricciones comerciales por motivos de seguridad nacional, pero en 2019 un panel de la OMC dictaminó que el alcance de tales restricciones es limitado y que la organización multilateral tiene la autoridad para revisar las acciones relacionadas. El pasado diciembre la OMC emitió varias decisiones en las que determinó que los aranceles que EEUU impuso a las importaciones de productos de acero y aluminio bajo la Sección 232 no califican bajo la excepción por motivos de seguridad nacional porque no se impusieron en tiempos de guerra o durante otra emergencia en las relaciones internacionales. De manera similar, la OMC también dictaminó recientemente que una medida estadounidense que requiere que los bienes producidos en Hong Kong estén marcados de forma que indiquen que China es su país de origen, que según EEUU se estableció en respuesta a las “acciones muy preocupantes” de China para erosionar “la autonomía y los derechos humanos del pueblo” de Hong Kong, tampoco califica bajo la excepción por motivos de seguridad nacional porque la situación citada por EEUU “no ha escalado al umbral de gravedad requerida para constituir una emergencia en las relaciones internacionales.”
La embajadora de EEUU ante la OMC, Maria Pagan, dijo en una reunión del organismo de solución de diferencias de la OMC celebrada el pasado 27 de enero que EEUU está apelando estas decisiones. EEUU ya ha indicado claramente que no tiene ninguna intención de cumplir con estos dictámenes, pero una apelación significa que los reclamantes no tendrán la oportunidad de solicitar una autorización para tomar represalias porque el Órgano de Apelación de la OMC actualmente no tiene suficientes miembros para considerar casos. Como resultado, las medidas estadounidenses impugnadas permanecerán vigentes, al igual que (en el caso de los aranceles aplicados bajo la Sección 232) los aranceles que los principales socios comerciales de EEUU han mantenido contra los productos estadounidenses como medida de represalia.
Pagan dijo que estos fallos son “particularmente preocupantes porque sugieren que un miembro [de la OMC] no puede tomar medidas para proteger sus intereses esenciales de seguridad hasta después de que se produzca un daño irreparable … como si la disuasión o la preparación no fueran críticas para la seguridad nacional.” Con respecto al dictamen en el caso de Hong Kong, donde el panel citó la continua cooperación de EEUU con Hong Kong y China como evidencia de que no existe una emergencia que justificara la excepción por motivos de seguridad nacional, Pagan afirmó que la OMC “no tiene la competencia o la autoridad para evaluar las relaciones de asuntos exteriores” de sus miembros o “emitir un juicio sobre el valor que EEUU y algunos otros miembros otorgan a la libertad y a los derechos humanos y las acciones que toman para buscar asegurar esos valores.”
Pagan también reiteró enérgicamente la oposición estadounidense a la emisión en sí de los dictámenes en cuestión y dijo que la apelación no debe malinterpretarse como si EEUU estuviera pidiendo que la OMC reevalúe las decisiones de seguridad nacional de EEUU. “Estados Unidos no cederá la toma de decisiones sobre su seguridad esencial a los paneles de la OMC”, indicó Pagan. “Durante más de 70 años, EEUU ha mantenido la posición clara e inequívoca de que las cuestiones de seguridad nacional no pueden revisarse en la solución de diferencias de la OMC y la OMC no tiene autoridad para cuestionar la capacidad de un miembro de la OMC para responder a una amplia gama de amenazas a su seguridad nacional. Esta posición ha sido compartida por muchos miembros que expresaron puntos de vista similares durante décadas anteriores.”
Cambiar esa posición ahora, dijo Pagan, pone en peligro a la propia OMC al “socavar nuestra visión común de la OMC como una organización comercial” y como “un foro de discusión y negociación.” Solo cuando los miembros de la OMC “puedan confiar en que el sistema que construimos respetará las reglas que acordamos”, prosiguió Pagan, ese sistema podrá “contribuir a defender el comercio basado en reglas.” Como resultado, dijo Pagan, EEUU tiene la intención de buscar una interpretación autorizada que ayude a los miembros de la OMC a “aclarar y adoptar un entendimiento compartido” de la excepción por motivos de seguridad nacional.
EEUU también quiere que esta excepción se incluya en las discusiones en curso sobre la reforma del sistema de solución de diferencias de la OMC. Pagan señaló que esas conversaciones han sido “profundamente sustantivas e informativas” en los últimos meses, a diferencia de las “conversaciones obsoletas de años anteriores.” Según un artículo de Reuters, Pagan observó que a la luz de este progreso EEUU espera que el sistema pueda volver a funcionar completamente para fines de 2024.
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