Un reciente informe del Banco de la Reserva Federal de Dallas indica que las maquiladoras de México, grandes plantas, en su mayoría de propiedad extranjera, que se dedican al ensamblaje intensivo de bienes intermedios y finales para la exportación, se enfrentan a cambios significativos en su entorno operativo. El estado actual del comercio mundial, incluida la escasez crónica de insumos y el fantasma de una desaceleración económica mundial, plantea desafíos difíciles. Además, los negocios de ensamblaje y partes automotrices, que representan la mayor parte de la producción de las maquiladoras, enfrentan una complicada transición a los vehículos eléctricos, los cuales requieren procesos de fabricación nuevos y diferentes.
El informe señala que en 2021 las maquiladoras representaron el 58 por ciento del PIB manufacturero de México (así como la mayoría de las exportaciones manufactureras del país) y el 48 por ciento del empleo industrial. Además de automóviles y autopartes, la producción de las maquiladoras incluye productos electrónicos, dispositivos médicos, piezas de aeronaves y maquinaria. La mayor parte del empleo maquilador (62 por ciento) sigue concentrado en los estados fronterizos mexicanos a pesar de que la proximidad de la planta a los Estados Unidos no ha sido un requisito del gobierno durante muchos años.
Según el informe, las maquiladoras han pasado en las últimas décadas de una producción de baja calificación y bajos salarios a operaciones de altos salarios y alta productividad, una transición acelerada por el movimiento de la producción de baja gama a China después de su entrada en la Organización Mundial del Comercio en 2001. El informe menciona que este cambio brinda información sobre la dirección de la industria, e indica que los cinco sectores de más rápido crecimiento son los equipos de transporte, el papel, los plásticos y los productos de caucho, los productos metálicos fabricados y la fabricación de metales primarios. Por el contrario, el empleo de bajos salarios ha disminuido, afectando a sectores como los textiles y las telas y la fabricación de prendas de vestir y accesorios.
El informe afirma que el futuro de las maquiladoras probablemente incluirá su mayor industria – la fabricación de equipos de transporte – que incluye la producción de automóviles, todoterrenos, autobuses y camiones, así como toda la producción relacionada, incluidos los motores y sus piezas, los componentes electrónicos, los componentes de dirección y suspensión, los sistemas de frenos, los componentes de la transmisión y el tren motriz, los asientos y el acabado interior. En 2021, este sector representó un tercio de todo el empleo y la producción maquiladora además del 3.6 por ciento del PIB de México. México ocupa el séptimo lugar en la producción mundial total de vehículos, el cuarto en las exportaciones de piezas automotrices en todo el mundo y el primero en el suministro de automóviles y autopartes a EEUU.
Sin embargo, la transición a los vehículos eléctricos plantea un desafío al liderazgo mundial de México en este sector. El informe señala que, si bien la industria maquiladora tiene una historia de adaptación rápida a los cambios tecnológicos y a los que surgen de los ciclos económicos, el cambio de los vehículos basados en motores de combustión interna a los vehículos eléctricos es diferente. Los vehículos eléctricos tienen menos piezas móviles y de “desgaste” (lo que significa menos piezas para fabricar) además de diferentes tipos de piezas (lo que significa que es probable que la demanda de componentes convencionales como transmisiones, frenos y ejes disminuya a medida que aumente la demanda de trenes motrices eléctricos, baterías, sensores y artículos similares).
Otro desafío para este sector es el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que impone condiciones más estrictas sobre el origen del acero, el aluminio y las piezas de los vehículos y nuevos requisitos que rigen la mano de obra y los salarios. Estos cambios aumentarán los costos de producción que, a su vez, implicarán precios más altos y una producción reducida. Las proyecciones indican que el T-MEC afectará negativamente a todos los países de América del Norte pero que México puede sufrir la mayor pérdida en términos de producción automotriz y PIB.
En términos más generales, las maquiladoras enfrentan oportunidades y desafíos relacionados con cambios potenciales y reales en la política comercial en México y en otros lugares. Por ejemplo, las maquiladoras pueden beneficiarse de la reubicación o el “nearshoring” de la manufactura derivado de las interrupciones del suministro a causa de la pandemia y las disputas comerciales que se cuecen a fuego lento con China, aunque cualquier cambio de este tipo solo se espera a mediano y largo plazo. Otras eventualidades incluyen que el gobierno mexicano realice cambios en las reglas de generación de electricidad que favorezcan a la empresa estatal de servicios públicos sobre las fuentes de energía más baratas, que los costos laborales aumenten debido al cambiante marco regulatorio del mercado laboral, y los crecientes desafíos para el sector privado y la inversión extranjera en México. “Estos y otros cambios podrían indicar una desviación de lo que ha sido un entorno favorable a la inversión desde el TLCAN,” concluye el informe, “atenuando las perspectivas de México en lo que se ha convertido en un entorno empresarial global cada vez más volátil.”
Para obtener más información sobre las maquiladoras de México, comuníquese con Juan Moreno al (415) 490-1402 o por correo electrónico.
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