Aunque China no fue mencionada explícitamente por los ministros de comercio del G-7 después de su reunión del 29 de octubre en Japón, el gigante asiático es claramente el centro de muchos de los esfuerzos que pretenden llevar a cabo mientras trabajan para fomentar “un sistema de comercio libre y justo basado en el estado de derecho” y una mayor resiliencia y seguridad económicas.
En su declaración final, los ministros expresaron su preocupación por la “amplia y cambiante gama de políticas y prácticas no relacionadas con el mercado, especialmente cuando son parte integral de estrategias integrales para lograr el dominio del mercado global e incrementar injustamente cuotas de mercado para crear dependencias estratégicas y vulnerabilidades sistémicas.” Áreas específicas de preocupación incluyen “subsidios industriales generalizados, opacos y que distorsionan el comercio, prácticas distorsionadoras del mercado de empresas estatales y todas las formas de transferencia forzada de tecnología”, así como “acciones para convertir las dependencias económicas en armas” y “medidas económicas coercitivas y amenazas de ello”, todas las cuales son quejas frecuentes contra Beijing por parte de EEUU y otros países.
Para ayudar a abordar estos problemas, los ministros indicaron sin ambigüedades su interés en reducir la cantidad de comercio que sus países llevan a cabo con China. Ya se están realizando esfuerzos para “eliminar riesgos” que buscan diversificar las cadenas de suministro lejos de una dependencia excesiva de China, y la declaración indicó que los socios del G-7 continuarán por ese camino. Por ejemplo, los ministros se comprometieron a “profundizar aún más nuestras relaciones comerciales y de inversión con países que buscan garantizar que las transferencias de tecnología se realicen en términos voluntarios y mutuamente acordados.” También dijeron que trabajarían para aumentar la conciencia de las empresas del G-7 y más allá sobre “la posibilidad de contribuir inadvertidamente a permitir medidas coercitivas relacionadas con el comercio a través del comercio con y la inversión en países que violan intencionalmente las reglas y las normas comerciales internacionales comunes.”
Los ministros indicaron que sus esfuerzos para abordar los desafíos específicos presentados por China se extenderán también a la Organización Mundial del Comercio. Los esfuerzos en ese ámbito incluirán el fortalecimiento de la función deliberativa de la OMC mediante la creación de “un espacio dedicado a las discusiones sobre la interfaz entre el comercio y la intervención estatal en los sectores industriales”, además de avanzar hacia un sistema de solución de controversias el próximo año que funcione plenamente y sea accesible a todos los miembros. Pero los ministros también insinuaron medidas aún más agresivas, afirmando por ejemplo que están “preparados para explorar formas de mejorar el cumplimiento de las obligaciones de transparencia por parte de todos los miembros de la OMC.”
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